lunes, 10 de septiembre de 2007

El dilema de la villa "El Abrazo" de Maipú.


















Lentamente amanece en Santiago. Son las 8:15 A.M y en la villa "El Abrazo" de Maipú la rutina junto con los vecinos comienza a despertar. LLegar temprano al colegio, el trabajo o a cualquier otro sitio es una idea tan efímera que el hecho de meditar ya en ella es causa de retraso, debido a que para toda la villa solo existe un recorrido, la alimentadora I04.




















La villa limita con otras más, como la villa "Los Héroes", pero que sí cuentan con un mayor número de recorridos, por ende la gente se ve obligada a caminar cuadras y cuadras para acercarse hasta estos recorridos "salvadores".


















De una u otra forma, estos usuarios deben ingeniarselas para poder alcanzar la micro (armarse de paciencia también es parte importante de la jornada), y tolerar empujones para poder subirse a esta misma. Las mujeres constantemente sufren agarrones y toqueteos, muchas más veces que en el antiguo sistema de "las micros amarillas", puesto que para esta villa existian antes dos recorridos: la 332 y la 231. El olor a encierro producto de no poder abrir las ventanas por el frío de la gelida mañana del sector poniente de la capital, hacen del viaje una experiencia fatídica.
















(Avenida Pajaritos con 5 de Abril)



Sin embargo, la realidad de esta villa es tan distinta a la hora de la tarde, cuando los estudiantes deben volver sus casas. Son ellos los únicos que toman la micro...



















...pero lentamente vuelve el colapso a esta villa, atormentada con las penas del Transantiago, las
torturas que sortean día tras día, mañana y tarde,
hasta quién sabe cuando....